Tras los trágicos acontecimientos sucedidos este fin de semana en la ciudad de Valencia, Venezuela, que acabaron con la vida de la señora Jennifer Carolina Viera de Valero, y del púgil venezolano Edwin “Inca” Valero, la familia de la Asociación Mundial de Boxeo se hace solidaria con ambas familias, y los acompaña en su inmenso dolor.
“Con la más profunda tristeza escribo estas palabras de solidaridad y pésame con la familia de la joven Jennifer Carolina Viera. La disposición de la Asociación Mundial de Boxeo fue facilitar toda la ayuda posible a la familia Valero. Estuvimos dispuestos a entregar la asesoría de nuestro comité de médicos para ayudar la rehabilitación de Edwin. Más allá de todo veíamos el lado humano de la situación y simplemente aportaríamos nuestra voluntad de incentivar un cambio para bien”, afirmo Gilberto Jesús Mendoza, vicepresidente ejecutivo de la AMB.
Además, dijo: “Lamento todo lo que sucede en mi comunidad boxística Venezolana”.
CARTA ABIERTA
Con gran dolor y tristeza, Gilberto Jesús Mendoza, vice presidente ejecutivo escribe lo siguiente:
Este domingo, justo al terminar de escribir estas palabras de aliento hacia la familia Viera vino a mi mente una gran cantidad de recuerdos vividos al lado de Edwin. Me acuerdo de la primera vez que tuve la oportunidad de conocerlo en el Centro Recreacional Yesterday. El recién había noqueado a su oponente, bajo del ring para pedirme ayuda en el boxeo rentado, sin embargo, su gran potencial afortunadamente fue visto por Joe Hernández quién lo llevo a la compañía promotora Golden Boy Promotions.
Mi segundo encuentro con Edwin fue en Caracas luego de su contundente victoria al otrora púgil Alejandro Heredia en el primer round. Desde ese momento ví la pegada y el gran futuro en el merideño. La verdad me dejo impactado esa presentación. Estaba firmado con Golden Boy Promotions. Era un gran futuro lo que se venia venir para este joven merideño.
En una oportunidad intentamos hacerlo participar en el KO a las Drogas auspiciado por el Presidente del IND del momento mi amigo Eduardo Álvarez. Se hicieron varios intentos pero no se pudo concretar dicho combate en el mes de Enero.
Al poco tiempo se hizo pública la decisión de la Comisión Atlética de Nueva York de no aprobar su licencia médica para combatir en ese estado, y por consiguiente, siguiendo el sistema federal no se permite combatir en ningún otro estado.
Se acerca a la sede de Turmero acompañado del profesor Jorge Zerpa y es aquí cuando comienza a profundizarse mi relación con Edwin. El primer tema de conversación fue la parte médica y me da los resultados de los exámenes emitidos por el IND. Inmediatamente comienzo hacer todos los trámites para que varias comisiones de boxeo examinen su estado físico y es así cuando: Argentina, Panamá, Francia y Japón, avalan su licencia de boxeador.
El ímpetu, voluntada y capacidad de trabajo, jamás la podré borrar de mi vida. El tiempo que lo observe entrenar no ví alguien trabajar tan duro. Siempre me lo dijo: "...En el nivel en que quiero estar requiere de todo este esfuerzo..."
Desde el punto de vista dirigencial es un gran punta pie no poder reforzar nuestra intención de convertir el boxeo profesional en vehículo para el mejoramiento de vida de nuestros atletas. Me hace reflexionar en la gran capacidad de atracción de masas que un púgil llega a tener en el ring contra su actitud fuera del mismo. Me hace pensar que no bastan planes de pensión pero que también se requiere de una educación necesaria en la conciencia social de quienes rodean al individuo. Si no somos capaces de transmitir valores y principios en nuestro hogar, no seremos capaces de cambiar muchas instituciones de nuestra sociedad.
En la AMB buscaré profundizar una manera de hacer llegar programas de educación y alerta fuera de los tinglados.
Yo sé que ninguna palabra bastará para sanar las almas de sus familiares. Es una tragedia sin nombre en nuestra historia boxística.
Por ahora solo me preocupan los hijos de Edwin y Jennifer. Buscar una forma de darle un fondo de salud y educativo será una prioridad.
Paz a sus restos.
Gilberto Jesús Mendoza
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